A priori puede parecer que es mucho más fácil decir y hacer lo mismo, aunque en realidad no sea así.
En una sociedad donde se prioriza la apariencia por encima del resto de valores, está a la orden del día decir una cosa, socialmente correcta, y luego a la hora de la verdad, hacer la contrario, a veces, simplemente porque no nos paramos a pensar en las consecuencias de esa decisión.
Pues exactamente lo mismo ocurre con las marcas y su identidad corporativa. Si tienes definida una estrategia de marketing y no eres coherente y, por lo tanto, consecuente, y vas dando tumbos en cuanto a las decisiones de imagen y comunicación, la marca se resentirá y lo hará porque estarás despistando a la audiencia.
Es como ser deportista y estar constantemente cometiendo excesos. Al final, nuestro cuerpo se resentirá y esto obviamente no sólo lo percibiremos nosotros sino también nuestro entorno.
Con las marcas ocurre lo mismo. Si queremos ser cercanos a nuestra audiencia de la mañana la noche no podemos pasar a ser grandilocuentes, ¿no?
La idea es crear un manual de uso y comportamiento de la marca, donde todos y cada uno de los actores de la organización se comprometan a alinearse alrededor de una serie de valores que la representarán de ahora en adelante. Las acciones, diseños y comportamientos de los empleados deberán transmitir estos valores. No vale el gusto personal, las marcas deben de tener vida propia, un estilo y una personalidad definida. Una vez sepamos como queremos que sea, debemos respetarla evitando manipularla, dejándonos asesorar por profesionales y dejando que desarrolle su propia personalidad, que sea un ente vivo.
Las consecuencias, como diría bunbury, son inevitables: si hacemos un mal uso de la marca, esta acabará nadando entre aguas y sólo conseguiremos confundir a nuestra audiencia y su fidelidad hacia la marca será muy baja o inexistente. Por lo tanto, si buscamos crear una marca, seamos coherentes y asumamos las consecuencias de todas y cada una de nuestras decisiones. En buena medida, de esto dependerá nuestro éxito, tanto personal como profesional.